El propósito es articular estos sitios de alto valor en biodiversidad, prestadores de servicios ecosistémicos relevantes para la vida urbana y que entregan una identidad paisajística a la ciudad.
Aves nativas y endémicas habitan en los humedales en vista a sus particulares características, convirtiéndolos en reservas de biodiversidad. Considerados los “riñones del planeta” al absorver y filtrar ciertos contaminantes del ciclo hidrológico, éstos además son mitigadores de riesgos de inundación y tsunamis, y una respuesta ante la cada vez más probable escasez hídrica para consumo humano.
De indiscutido valor ambiental, histórico, cultural y paisajístico, hasta ahora había sido la ciudadanía, con alta capacidad de autoconvocarse, la que había demandado medidas concretas de protección de los denominados humedales urbanos. Marchas, movilizaciones, protestas y tomas de servicios públicos han sido la tónica durante años, argumentando descoordinación de éstos desde lo normativo a lo práctico, y ocacionalmente poniendo en discusión la urgente necesidad de una normativa que proteja a estos ecosistemas.
No obstante existen iniciativas en ejecución por parte del Ministerio del Medio Ambiente orientados a la conservación de humedales y su priorización, fue fruto del trabajo colaborativo y participativo de la Estrategia Regional de Desarrollo (ERD) que surgen iniciativas como la Política Regional de Biodiversidad y la del Gran Concepción Área Metropolitana que considera un plan maestro para la valoración del patrimonio natural.
Y así se avanzó, hasta que el pasado mes de junio en reunión de la Comisión de Medio Ambiente del Senado se dieron a conocer los avances de Chile en materia de protección de humedales y se citó a una articulación técnico-política de la mesa de humedales urbanos que resultó en nuestra región, en la firma de siete alcaldes de la provincia de Concepción denominada “Ruta del Agua”, una ambiciosa iniciativa de más de $114 mil millones de pesos que pretende la recuperación ambiental de sitios, habilitar parques y crear corredores de acceso.
En este marco político – administrativo los alcaldes de las comunas de Concepción, Coronel, Lota, Penco, San Pedro de la Paz, Talcahuano y Hualpén, propusieron esta iniciativa, cuyo propósito es caracterizar y poner en valor el sistema hídrico de Concepción Metropolitano, protegiendo y promocionando los humedales como espacios urbanos de valor ecológico y social.
Un paso trascendental
Considerando que en la Región del Biobío existen 54 mil 333,20 hectáreas de humedales, de los cuales 639,8 se encuentran protegidos (equivalente a 1.17%), y que en el área metropolitana de Concepción encontramos 3 mil 517,1 hectáreas “y la biodiversidad y servicios ambientales que estos ecosistemas prestan, contribuyendo a la identidad paisajística de nuestra ciudad en particular, es que estamos realizando un trabajo muy consistente con nuestras lagunas y humedales, por lo que contamos con los apoyos para conservar, recuperar y poner en valor”, sostuvo Andrea Aste Von Bennewitz, jefa del departamento de Medio Ambiente del municipio de Concepción.
Por su parte, Ana María Arzola, asesor urbanista de la Municipalidad de Talcahuano, sostuvo que la Ruta del Agua es un proyecto integral que tiene que ver con la puesta en valor de estos espacios.
“Con esta iniciativa se quiere apuntar a acercar y promover el cuidado de los humedales en las ciudades. Tenemos espacios donde efectivamente debemos conservar, pero existen otros donde podemos generar espacios intermedios, que nos permitan acercarnos, conocerlos, valorar las especies existentes y, sobre todo, cumplir con el objetivo final que es mantenerlos y resguardarlos como elemento complementario y de apoyo al desarrollo de la ciudad, sobre todo en un contexto de cambio climático que más temprano que tarde va a llegar y donde la valoración de estos espacios va a ser mucho mayor”, sostuvo la especialista.
“Tardío, pero es un avance”
Luciano Pérez Fuentealba, integrante del directorio nacional de Codeff, destacó que la Ruta del Agua “es un buen primer ejercicio de asociatividad, considerando que la avifauna se desplaza por grandes territorios y cubre por tanto más de una comuna. Una mirada más metropolitana o de alcance provincial era algo que se requería hace muchos años, por lo que esta coordinación es un avance, quizás tardía, en torno a los humedales”.
Pérez sostiene que como Codeff llevan años planteando la necesidad de establecer una estrategia de crear un corredor biológico entre los humedales costeros. “Esto es una feliz coincidencia, y sólo eso: una coincidencia, pues este fue un trabajo técnico realizado entre funcionarios de los municipios, pero que no tiene una validación ciudadana; no fue consultada con universidades, ONGs, ni agrupaciones ambientalistas, grupos con distintas capacidades que demandan opinión y quieren participar”. Agregó que con este tipo de decisiones se genera una deficiencia respecto de la gobernanza en el uso del territorio y las implicancias que tendrá en zonas que queden protegidas como comuna o intercomuna”.
Con un énfasis turístico, Juan Eduardo Machuca, de Birdwatching Biobío, comentó que el interés por los humedales va en aumento. “La Ruta del Agua surge como una instancia interesante, pero no necesariamente positiva, porque el fomentar el turismo masivo con instalaciones tipo hoteles, podrían impactar mucho más el lugar y llevarlo a perder sus atributos. Hay que ver qué tipo de turismo se hace en estos lugares, pues hoy la gente quiere saber, conocer respecto del ecosistema, la flora y la fauna asociada, y es muy positivo, pues además genera desarrollo local, pero debemos ser muy responsables”.
Avanzar en lo que nos une
Medios regionales destacaron además la firma de esta iniciativa que se concretó en el contexto de la Mesa de Humedales constituida en 2017. La Ruta del Agua, de acuerdo a las opiniones de los ediles, se encuentra dentro de las políticas ambientales de cada municipio, y se convierten en una línea de desarrollo estratégico para sus territorios.
Ana María Arzola refuerza la idea del valor de estos sitios y el proyecto firmado por siete alcaldes de la provincia de Concepción. “El valor asociado tiene que ver con un tema de proporcionar infraestructura de acceso, pero, sin duda, incorpora primero un concepto de protección, otro de educación ambiental y uno asociado a los conocimientos de los valores ecosistémicos que nos presentan estos espacios”.
“Claramente en Rocuant -continuó Arzola- hay valores no solamente asociados a la biodiversidad donde hay un rol súper importante al ser un sitio IBAs (Programa de Áreas Importantes para la Conservación de las Aves de BirdLife International), pero además están los valores respecto de inundación, lluvia, tsunamis y generar una reserva de protección de los espacios urbanos, porque ese es el gran rol que presentan los humedales para la vida de las ciudades, además de entregar un entorno paisajístico también relevante, sobre todo en comunas donde las actividades productivas tienen una gran predominancia en este contexto”.
Andrea Aste, de la municipalidad de Concepción, informó que la Ruta del Agua “será presentada al Banco Interamericano de Desarrollo (BID). De aceptarse, suponemos que podrían financiar uno o dos proyectos por comuna, lo que ya sería un tremendo avance. Para completar el proyecto, dependiendo del monto que faltase, tendremos que presentarlo a otras vías de financiamiento, probamente fondos internacionales”.
Price como un ejemplo para no olvidar:
Valorando la iniciativa, Luciano Pérez, de Codeff, llamó a las autoridades a considerar los sitios de alto valor ambiental, independiente de sus categorías de protección. Añadió que “los terrenos deben ser analizados desde una perspectiva de aporte al ecosistema, ya sea en el concepto de corredor o puntos aislados. Existen áreas de influencia para la fauna, sus recorridos y distancias que no tienen que ver con si se encuentran dentro, cerca o lejos de una zona protegida por algún interés particular o administrativo”.
“Lo que debemos observar son las especies que se congregan, el rol que ese lugar cumple. No puede primar que porque no tenga protección oficial entonces no tiene valor. Eso es un error y ocurre cuando las decisiones se toman en una oficina, en un mapa o con google y no se va a terreno a corroborar el valor ecosistémico que tiene el sitio, independiente de su tamaño”.
“Es el ejemplo de laguna Price, en Hualpén, donde dentro del análisis de especies que realizamos encontramos al Siete Colores, entre otras. Hoy la comunidad se ha adherido a la preocupación de que este sitio de valor ambiental sea rellenado en el marco de un nuevo escenario administrativo – político para relocalizar a hualpeninos y hualpeninas. Este lugar no ha perdido su importancia a lo largo de los años a pesar de que han seguido rellenos a pequeña escala, que finalmente son los famosos microbasurales. El lugar sigue siendo valioso para aves que ahí viven, transitan y se alimentan”, agregó Pérez.
Así también lo estima Juan Eduardo Machuca, de Birdwatching Biobío. “El sector de laguna Price ha sido intervenido con poblaciones y la construcción de la costanera contribuyó a que la gente le diera la espalda, pero ahora la comunidad está muy dispuesta a cuidarla y conservarla, principalmente jóvenes y algunos adultos. El interés es local, de los vecinos, porque es un sitio de valor, pero no se ha dado conocer su contexto dentro de la red de humedales. Recién ahora estamos tratando de cuidarlo y es un buen momento, pero todavía falta mucho y debemos continuar trabajando en esto”, finalizó.
2 Comments