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Los desafíos ambientales de la nueva Región de Ñuble

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Hoy la Región de Ñuble dispone de autonomía. Las nuevas autoridades deberán administrar no sólo el presupuesto asignado, sino enfrentar las oportunidades y desafíos, en conjunto con las distintas organizaciones sociales que han impulsado el anhelo de gestionar sus recursos naturales y propiciar el desarrollo sustentable desde una mirada local.

Patricio Caamaño, seremi del Medio Ambiente de la Región de Ñuble, planteó los lineamientos que marcarán su gestión, donde destacan tres aspectos: Plan Regional Integral de Gestión de Residuos, Plan Regional de Biodiversidad y Calidad del Aire. “Todos ellos buscan poder generar el avance, tanto administrativo/político, como también la participación de la comunidad en la creación de planes y programas que puedan generar una mejor calidad de vida”.
Los dos primeros programas –comentó el seremi- buscan generar un diagnóstico que va desde cada una de las comunas, pasando por las provincias, y finalmente entregará un mapa regional de cómo se gestionan ambos instrumentos.
“En el caso de la calidad del aire, el Plan de Descontaminación Atmosférica hoy en día está vigente en Chillán y Chillán Viejo, lo cual implica una evaluación de la aplicabilidad del instrumento y poder realizar un trabajo intersectorial con las secretarías regionales ministeriales de Salud, Energía, Vivienda y Urbanismo, Educación y Deportes, para poder analizar la forma en la cual cada uno de los sectores trabajaremos de forma transversal en ello, y poder complementar acciones y gestiones para una solución mucho más robusta que la que pudiera estar siendo aplicada hoy”.
“Cada uno de estos temas tiene una derivación de subproductos, que en caso de ser necesario, los podemos socializar”, dijo el personero.
Desde la cordillera
Juan Ignacio Chianale, vocero del movimiento social Ñuble Libre, realizó un crudo diagnóstico del territorio, para luego plantear los desafíos regionales enfocados en la precordillera, zona de la señaló tener mayor conocimiento por convivir a diario con las comunidades.
“Mirar una imagen satelital de la región completa resulta sumamente reveladora para comprender los desafíos ambientales que se nos imponen. Además de los núcleos urbanos, vemos 4 áreas definidas y de hecho con límites bastante regulares: monocultivos forestales, agrícolas, enormes extensiones devastadas por la erosión y pequeñísimos parches parcialmente dominados por bosque nativo en las zonas cordilleranas. Desde un punto de vista de biodiversidad, hablamos de una región literalmente devastada”, aseguró el dirigente.
Para Chianale, proteger y velar por los territorios aún sin intervenir se transforma en uno de los objetivos fundamentales para la Región de Ñuble, así como comenzar de manera transversal un trabajo serio de regeneración de ecosistemas dañados.
“Una meta es conseguir que la Reserva de Biósfera Corredor Biológico Nevados de Chillán – Laguna del Laja declarada por Unesco en 2011 se posicione como tal, un objetivo muy lejano por cierto, pues hablamos del mismo territorio donde se construyen, por ejemplo, proyectos como la central Ñuble de pasada y el Embalse Punilla, y prospecciones mineras. Todo esto incompatible con los estatutos del programa y el Estado debe tomar seriamente el asunto”.
El siguiente desafío para Juan Ignacio Chianale guarda relación con el eje de desarrollo económico propuesto. La idea imperante es fortalecer la región como polo agrícola, pero son archisabidos los impactos ambientales de los monocultivos (reducción de biodiversidad, erosión, contaminación de suelo y agua, quema de combustibles fósiles) ¿Realmente queremos inundar 2 mil hectáreas con el embalse Punilla, un territorio de gran biodiversidad, para luego cultivar e inundar decenas de miles de hectáreas con agro-tóxicos y contaminar suelo y agua? Seguir este camino nos convertirá en una de las regiones que más contribuye al desequilibrio de los ecosistemas y al calentamiento global, dijo.
Visión costera
La costa de la Región del Ñuble está compuesta por las comunas de Coelemu, Trehuaco y Cobquecura, siendo esta última la que representa la mayor extensión con aproximadamente 52 kilómetros de borde costero y donde se encuentra un santuario de la naturaleza marino que alberga la población de lobos marinos más importante del centro de Chile.
Durante los últimos años las investigaciones del Programa de Investigación Marino de Excelencia (Pimex) de la Universidad de Concepción, han permitido conocer nuevos atributos de esta área protegida y su zona adyacente, siendo reconocida por ser parte de la ruta migratoria de grandes cetáceos, como las ballena Sei, Franca y Jorobada, entre otras, y que además, es hábitat de cetáceos pequeños como el Delfín Chileno.
“Un primer desafío ambiental para la costa será transformar el Santuario de la Naturaleza Lobería e Iglesia de Piedra en una gran Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) que promueva la conservación del hábitat del Lobo Marino y Delfín Chileno, como también las zonas de refugio y/o descanso de las ballenas migratorias, considerando el desarrollo de actividades económicas de bajo impacto, como la pesca artesanal y el turismo sostenible”, aseguró Renato Quiñones, director del programa Pimex.
Para el académico, la pesca artesanal es otro atributo de la costa que presenta desafíos y oportunidades. Las comunidades y caletas han desarrollado esta actividad durante los últimos 40 años, basando su extracción en recursos bentónicos como las algas (cochayuyo y luga), moluscos (loco y cholgas) y crustáceos (jaibas), como también en peces costeros (corvina, robalo y pejerrey) y últimamente merluza común, reineta y sierra.
Las oportunidades y desafíos
“Lamentablemente, la condición actual de los recursos pesqueros de la costa de Ñuble es cada vez más crítica, lo que podría generar una grave amenaza para el desarrollo de las comunidades. En este sentido, la nueva Región del Ñuble debiera potenciar las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (Amerb), incorporando acciones de repoblamiento de especies, acuicultura de pequeña escala de moluscos y algas, y programas de fortalecimiento para las organizaciones de pesca artesanal, un factor crítico para experiencias de desarrollo colectivo”, dijo Renato Quiñones. “Así también, la implementación de medidas que disminuyan la sobre-explotación de estos recursos y que promuevan la diversificación productiva y el aumento del valor de los productos de la pesca artesanal”.
Para Juan Ignacio Chianale, de Ñuble Libre, “existe un objetivo de mayor relevancia que los otros expuestos, más general y trascendente. Se trata de la generación de un cambio de mirada, de saber poner en valor todo aquello que tenemos, por lo que es y no por su capacidad de ser transformado en dinero. La lógica de que si algo genera crecimiento y riqueza es inherentemente positivo está obsoleta y debe ser extirpada de la mente de las personas. Resulta urgente que cada individuo y en especial aquellos que manejan poder en cualquiera de sus formas se empoderen y comiencen a jugársela por generar bienestar y salud, y no solo dinero”.

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