Reportajes

Los secretos de las Viñas patrimoniales del Valle del Itata

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Crear y consolidar infraestructura turística y ocuparse de la adaptación de la industria al cambio climático son las oportunidades y desafíos de un valle en desarrollo.

 
Los productores están conscientes que se requiere más formación técnica para continuar mejorando la calidad, pero sobre todo motivar a los jóvenes para que se queden cultivando las parras en vez de emigrar a la ciudad.
Cepas como la tradicional País o Moscatel de Alejandría, sumado al Cinsault, San Francisco, Semillón, Malbec, Chasselas, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir, se pueden producir en el patrimonial Valle del Itata, en las regiones de Ñuble y Biobío.
Esta zona geográfica está en boca de las principales capitales del vino, como Londres, a través de la divulgación que realizan enólogos, sommeliers, revistas y sitios especializados, destacando estas parras que como mínimo poseen 150 años y cuya característica distintiva es que no necesitan riego intensivo para la producción de uva.
El periodista brasileño especializado en vinos, Eduardo Viotti, resumió con elocuencia la impresión de los visitantes de la prensa especializada de Bélgica y Brasil, que participaron por tres días en el programa Visita Itata Profundo. “Creíamos que Chile era como una llanura sin fin de viñas y nos hemos encontrado con un buen vino, uno con identidad, con valor, detrás del cual hay caras, geografías diferentes, terroirs y familias. Nos vamos agradecidos de esta invitación”.
Enzo Pandolfi, gerente general de Viña Pandolfi Price, detalló que hace vinos a escala humana, artesanal, producido en el Viñedo Santa Inés. “Hoy tenemos cinco etiquetas de diferentes estilos y variedades y el próximo año esperamos añadir dos o tres más al portafolio”, aseguró.
 
Innovación para la sustentabilidad
“Hemos ido adoptando tecnología para hacer nuestro trabajo más sustentable desde el punto de vista ambiental y económico, siendo un muy claro ejemplo la instalación de sondas de humedad y estaciones meteorológicas en línea que nos permiten monitorear las condiciones climáticas e ir siguiendo el consumo de agua de los viñedos, que hace más eficiente la irrigación y uso”, explicó Pandolfi.
En la misma línea, Gonzalo Chandía, gerente general de Viña Riveras de Chillán, manifestó que la fruta que produce es cosechada a mano, con trabajadores del sector de Huechupin, donde está ubicado el predio que recibe influencia del Río Chillán y del Río Ñuble, ubicación que permite que la madurez de la uva sea más lenta.
“Fabricamos nuestro vino sin anhídrido sulfuroso, con ayuda de enzimas nativas y cuidando dos veces al día la temperatura de fermentación, haciendo remontajes dos veces al día, para favorecer la extracción de color desde el hollejo. Esto nos permite ofrecer un vino lo más natural posible y que exprese en su totalidad el terroir del suelo, clima y forma de vinificarlo, el cual se transforma en una obra distinta cada año”, explicó Chandía.
Pandolfi aseguró estar convencido que el Valle del Itata además de tener una historia muy rica desde el punto de vista vitivinícola, también tiene condiciones de clima y suelo únicas y óptimas para la producción de uva y vino de altísima calidad, y por lo mismo las proyecciones son muy interesantes.
“Cada año estamos incrementando nuestro volumen producido porque creemos que la demanda por vinos de las características que estamos produciendo y muchos otros pequeños productores de la zona seguirá en aumento. Estamos ofreciendo vinos con una huella digital, un sello, una personalidad única que siempre llama la atención y en la mayoría de las ocasiones los consumidores aprecian y disfrutan mucho”, añadió Pandolfi
Gonzalo Chandía, agregó que el Valle del Itata estuvo oculto por muchos años, caracterizado por vinos pipeños que tenían mala imagen, dada su gran heterogeneidad. “Había excelentes y pésimos también”.
“Esta imagen desacreditó el modelo existente y llevó a que los propios viñateros de Itata se convencieran que no era posible seguir así. Muchos optaron por vender a las forestales y otros persistimos en continuar. La unión de varios viñateros, apoyados por algunos enólogos que trabajan en la zona y para la Universidad de Concepción, dieron origen a la Asociación de Enólogos y Profesionales del Vino del Valle del Itata (Agepvi)”, insistió.
 
Asociatividad y cambio climático


El objetivo de la asociación, explicó Chandía, fue dar a conocer el trabajo que estos enólogos estaban haciendo con el redescubrimiento de las cepas patrimoniales que acá existen, llamadas así porque constituyen un patrimonio vitivinícola en Chile, al tener siglos de existencia y haber sobrevivido a las peores crisis económicas y ambientales, principalmente sequías, e incluso intentos por hacerlas desaparecer con estudios financiados por empresas forestales que afirmaban que no era posible obtener buenos vinos dado el clima y la falta de ducción de los viñateros.
Asimismo, Enzo Pandolfi, aseveró que afortunadamente y luego de “muchísimo esfuerzo y de largas batallas” las viñas patrimoniales de la zona se están comenzando a poner en valor y a apreciar su tremendo valor.
“Creo que son pocos los rubros en nuestro país que llevan muchos años trabajando en mejorar sus estándares productivos y eso tiene un valor que tenemos el deber de apreciar y respetar. Aun queda mucho por hacer, pero día a día se está avanzado en la dirección correcta”.
Pandolfi agregó que la mejor forma de proyectar y potenciar Itata es hacer un trabajo serio, a conciencia, a largo plazo y sin atajos ni caminos cortos, “porque en este rubro eso no existe. El vino es algo que requiere compresión, compromiso y paciencia”.
“Lo positivo es que cada año están apareciendo más productores con estos conceptos grabados en la cabeza, emprendedores que siempre han estado dando la batalla con amor y pasión por un negocio que está demostrando que se pueden hacer grandes vinos”, insistió.
El gerente general de Pandolfi Price declaró además que el cambio climático es un hecho y “lo vemos en el fenómeno de las heladas, por ejemplo. Son más frecuentes y voraces que antes. Para adaptarte tienes que instalar controles, podar más tarde, plantar en lugares distintos. Otro problema es la disminución de las precipitaciones, que aún son suficientes para poder funcionar bien, pero si siguen menguando será un problema serio. Para esto ser eficiente en el uso del agua es fundamental”.
 
La nueva cepa de las viñas del Itata
De profesión ingeniero civil industrial de la Universidad de Concepción, Felipe Neira, 32 años, tiene muy claro su norte. Potenciar el Valle del Itata y consolidarlo como patrimonio de la humanidad.
“Cuando hablamos de patrimonio vitivinícola, nos referimos a las vides antiguas que han sido transmitidas de al menos una generación, lo que es muy común en el Itata. Por ejemplo, en mi caso soy la quinta generación con una tradición de 150 años”.
Para sustentar el patrimonio, agregó, es importante estar informado sobre lo que uno tiene, estar consciente del trabajo que se hace y de sus consecuencias ambientales, sociales y económicas.
¿Cuál es el origen e historia de Viña de Neira?
Nuestra organización se llama Viña de Neira por el apellido Neira de mi familia y antepasados que se dedicaban al rubro vitivinícola. Hoy, junto a mi primo, Aníbal Neira, somos ya la quinta generación dedicada a este negocio.
El nombre de nuestra línea de vinos se llama Bandido Neira, debido a que hace once generaciones existió José Miguel Neira, conocido como el “Bandido Neira”, quién lideró su banda con el apoyo de Manuel Rodríguez para luchar por la causa patriota a comienzos del siglo XIX.
 
¿Qué tipo de vinos producen y con qué cepas? ¿Qué volúmenes alcanzan y cuánta gente trabaja con ustedes?
Producimos vinos espumantes, vinos secos y vinos dulces (Late Harvest). Poseemos 25 hectáreas de viñedos en un terreno de 150 hectáreas. Tenemos las variedades País, Moscatel de Alejandría, Cinsault, San Francisco, Semillón, Malbec, Chasselas, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir. En total hacemos alrededor de 15 mil litros de vino y operan con nosotros nueve trabajadores, pero para las faenas de poda y cosecha de las vides, contamos con alrededor de quince temporeros.
 
¿Qué tipo de producción realizan y cuáles son los procesos?
Realizamos producción artesanal. El arado es a yegua, la poda y cosecha es a mano, la fermentación es con levaduras nativas, no usamos clarificantes y no filtramos el vino para conservar su expresión aromática.
 
¿Cuáles son las proyecciones productivas y de expansión de la empresa?
Actualmente vendemos uva, vino a granel, vino embotellado y ofrecemos actividades de ecoenoturismo. A futuro esperamos vender menos uva y darle más valor a nuestra materia prima, además de obtener sub productos, como aceite de pepita de uva.
El Sernatur te nombró Embajador del Turismo de Reuniones para la Región del Biobío. ¿En qué consiste tu labor? ¿Cuáles son los objetivos?
Me nombraron para apoyar en el posicionamiento de la zona en todas las actividades que organice o que participe y que estén asociadas al turismo de reuniones, labor que realizamos de igual manera con la Región de Ñuble. Creo que ambas regiones se complementan muy bien, quiero seguir creyendo en una macro región. Biobío tiene un gran potencial del turismo de reuniones y Ñuble la relaciono con el ecoenoturismo, asociado al ecosistema que rodea a las vides, visitas a foresta nativa, actividades de avistamiento de aves, cabalgatas, senderismo, entre otros.
 
¿Cuáles son los objetivos como productores del Itata y cuál es el trabajo que se ha realizado para exportar?
Hemos realizado misiones comerciales con el apoyo de ProChile. Este año logramos ir a Londres y Sao Paulo, donde participamos en diversas ferias que nos han permitido mostrar nuestros vinos frente a importadores, periodistas y personas especializadas en el rubro. Creo que la mayor debilidad es el know how referente al área de comercialización de la uva y el vino.
 
¿Cómo han conjugado el tema ambiental con lo productivo y cuál es la estrategia para mantener la sustentabilidad en el sector?
Las vides que cultivamos están muy adaptadas al terreno. El caso de la cepa País, por ejemplo, lleva más de 400 años en el valle, las de Moscatel 300 años y las de Cinsault superan los 100 años.
Somos muy conscientes de las actividades que desarrollamos, ya que nos hemos asesorado y capacitado con profesionales para conocer y preservar nuestra flora y fauna, con geólogos para conocer nuestros suelos y preservar nuestras rocas sedimentarias de la época paleozoica, y con enólogos para conocer nuestro sistema de vinificación y con agrónomos para conocer nuestro sistema de cultivo.
 
¿De qué forma les está impactando el cambio climático? ¿Qué prácticas, políticas o protocolos han establecido para adaptarse a éste?
El periodo de madurez de las vides ha cambiado, creo que podría deberse en gran parte al cambio climático. Las vides por el momento se han adaptado muy bien en esta zona, nunca les exigimos mucho, simplemente lo que puedan dar en un año.
 
Karen Gilchrist: experta en enoturismo Wine Travel Chile
La calidad e innovación es nuestro lema, aseguró Karen Gilchrist, socia fundadora, quien dijo que a través de los años han incorporado nuevos productos turísticos que van de la mano con las tendencias de los mercados y preferencias de sus clientes. A su vez, la compañía agregó a su oferta Argentina, Francia e Italia.
Wine Travel Chile nació el año 2002, como tour operador especializado en experiencias y consultorías enogastronómicas a la medida del cliente.
La calidad e innovación es nuestro lema, aseguró Karen Gilchrist, socia fundadora, quien dijo que a través de los años han incorporado nuevos productos turísticos que van de la mano con las tendencias de los mercados y preferencias de sus clientes. A su vez, la compañía agregó a su oferta Argentina, Francia e Italia.

¿Tiene potencial turístico y como un destino las Viñas Patrimoniales del Valle del Itata? ¿Cuál debería ser el rol del Estado?
Sí, en mi opinión está orientado a los turistas que buscan una experiencia más autóctona, agroturismo y contacto con personajes locales. El año 2004 fue mi último viaje al Valle del Itata. He degustado excelentes vinos de ese valle, creo que están haciendo un buen trabajo desde del punto de vista vitivinícola.
 
¿De qué forma y desde la mirada del turismo vitivinícola se puede potenciar este valle?
Un destino exitoso tiene que tener atracciones, alojamiento, alimentación, accesos que permitan un buen desarrollo enoturístico y entreguen al visitante una experiencia positiva.  No tengo antecedente de hoteles o restaurantes destacados en este valle. Para responder a la pregunta, creo que falta inversión hotelera de calidad, como hay en otros destinos enoturísticos.
 
¿El hecho que se les denomine patrimoniales y dada la larga tradición vitivinícola (parras de 450 años), es un plus a la hora de atraer visitantes extranjeros?
Sí, es un plus. La producción orgánica a pequeña y mediana escala es tendencia de salud y estilo de vida a nivel mundial. Apuesto por esto.
 
¿Cómo está posicionado Chile en materia vitivinícola y qué nos falta como país para consolidarnos como un destino obligado?
Chile es el cuarto exportador mundial de vino, tiene una imagen extraordinaria por su calidad y precio. En los últimos 20 años ha tenido un crecimiento impensado en el escenario global, entrando a las grandes ligas. Para consolidarnos en un destino obligado, nos hace falta tiempo, inversión y capacitación.
 
Héctor Riquelme: sommelier internacional “Huelo, siento, que algo bueno se viene para el Valle del Itata”
Luego de recorrer los cinco continentes, este profesional llegó a nuestro país con una mochila llena de experiencias, sabores y olores a abrir el Hotel Ritz, pionero en la categoría cinco estrellas plus en Chile.
Héctor Riquelme es titulado de hotelería y su especialidad la obtuvo en la Escuela de Sommelería de Chile. Actualmente es uno de los sommelier más importantes del mundo, jurado internacional y el primer chileno en ser catador del famoso “Decanter Fine Wine Encounter” de Londres, por 9 años.
“Cuando comencé a interiorizarme en la enología me di cuenta que tenía un banco aromático sumamente grande, gracias a que mis padres me permitieron desde niño descubrir, sentir, oler y palpar lo que había a mi alrededor, por lo tanto se me hizo más fácil en el mundo del vino”.
¿Banco aromático?
Es muy diferente haber nacido en Chillán que en Concepción. Las zonas costeras tienen mayor humedad, más viento, hay un mayor flujo de aromas, por lo tanto es más fácil identificar los buenos y malos olores. Mar, ferias libres, campo y ciudad, por lo tanto el banco aromático de Concepción y sus comunas aledañas es mucho más rico que en lugares cordilleranos. Mi trabajo es simplemente expresar lo que estoy sintiendo, capacidad que complemento con estudio permanente.
 
¿Cuál es a tu juicio el panorama de las viñas del Valle del Itata?
Quiero enfatizar en el riesgo. Los campesinos son los que velan por esos pequeños territorios y paisajes, porque más allá de que el vino se debe adaptar al consumidor, el vino de este valle tiene otra misión principal, que es contar historias culturales y geográficas.
Debemos sumar a ese vino la gran cantidad de tiempo que han sabido esperar, donde hay viñas viejas, que no se riegan, que dependen de la pluviometría de un año, usan arado, no usan químicos ni pesticidas.
Esa forma de producir es única. No podemos correr el riesgo de perder esa tradición, ya que es un vino íntimo. Por lo tanto el gran riesgo es que los jóvenes se están yendo del campo, emigrando a las grandes urbes, no hay una renovación en la vitivinicultura del Itata.
 
En cuanto a la capacidad productiva del sector ¿cómo evalúas a las viñas del Itata en su conjunto y cuáles son los desafíos?
Cuando pones foco en ciertos productores locales que no son parte de la industria del vino chileno tradicional, intensiva, te das cuenta que existe diversidad en este sector. Acá los chicos no vienen a quitarle participación de mercado a los grandes, sino que de alguna forma vienen a reclamar un trabajo de todo un año, un trabajo artesanal, una forma de vida. Debemos apuntar a la colaboración y empujar con nuestro espíritu regionalista que nos caracteriza, la puesta en valor de este verdadero tesoro.
 
¿Por lo tanto tiene potencial real? ¿Cuál es el desafío de corto plazo?
Huelo, siento, que algo bueno se viene para el Valle del Itata. Hoy no hay cifras claras de producción, tampoco existe asociatividad, pero esto hay que ponerlo en su contexto, hay un tema cultural muy importante de fondo, ya que cuando los campesinos se juntaron, los mataron. Es luchar con una memoria histórica. Por lo tanto los pasos deben ser conjuntos.
Paralelamente, el rol del Estado es clave, de los medios de comunicación, de los líderes de opinión. Así se reconstruyen las confianzas. En lo productivo creo que no todos tienen que embotellar, no todos tienen que hacer granel, no todos tienen que vender su uva. Cada uno tiene que cumplir su rol en la cadena y poner en valor este enorme trabajo. Por ejemplo hay que lograr en el corto plazo que las grandes viñas paguen buenos precios por la uva de los pequeños campesinos y productores.
Somos un país vitivinícola, de hecho el vino es nuestro principal embajador, aseguró este penquista que ha catado cepas de todo el globo. Las Viñas del Itata son historia, patrimonio y paisaje, reflexionó.
 

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