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Esquilamos para hilar, hilamos para tejer: Del proceso textil pewenche y sus particularidades

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Investigación, Museo de Historia Natural de Concepción (MHNC)Josefa Krstulovic Matus – Paula Santana Santana

Durante el año 2019 desarrollamos desde el MHNC una investigación titulada “Chañuntuku y matra, más que anverso y reverso: Usos, técnicas y relaciones de la expresión textil ecuestre pewenche de la colección del MHNC”, investigación que fue financiada por el Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial, de la Subdirección de Investigación del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.

Dichos fondos tienen como propósito aumentar los conocimientos sobre una determinada materia a partir de la valoración de las colecciones patrimoniales que custodia la Institución. De esta manera nos propusimos investigar acerca de 32 textiles ecuestres pewenche de la colección Chile Centro-Sur con el fin de conocer más sobre las piezas, así como comprender las dinámicas del proceso textil y la importancia de este arte en la cultura pewenche, específicamente en la mujer pewenche.

Al tratarse de piezas que en la actualidad se siguen confeccionando – a este tipo de colecciones les llamamos etnográficas- optamos por un estudio con fuentes primarias, es decir de las propietarias intelectuales de los objetos. Adoptando el trabajo en terreno como la posibilidad de conocer, aprender y comprender desde el territorio lo contenido en cada una de las piezas.

Para ello nos adentramos en el Alto Biobío, en las comunidades de Trapa Trapa y Butalelbun,  entre los meses de septiembre, octubre y noviembre del año 2019. Durante esos días compartimos con las agrupaciones de tejedoras “Amüley Ñaña” de Trapa Trapa y “Aywiñ Domoche” de Butalelbun. Utilizando material fotográfico detallado de cada pieza textil para facilitar el nexo entre el museo y el territorio, dada la imposibilidad de llevar los textiles a terreno.

Hablar de textiles, desde una perspectiva antropológica no nos remite a solo hablar del elemento, de aquello material, si no a aspectos inmateriales que son contenidos en el objeto.

Como lo enuncian la antropóloga Denise Arnold y la artista plástica Elvira Espejo, lo que se expresa en el textil no son técnicas y símbolos al azar, se expresa un mundo, un medioambiente, un entramado de relaciones que responden a lo esencial del ¿por qué?, ¿para qué? y ¿para quién? se realiza el textil de determinada manera. Cualidad a la cual llaman textil tridimensional.

El textil debe ser considerado un ser activo, en constante cambio y elaboración, que no puede ser pensado solamente en su particularidad, sino en relación a todo el cuerpo social que establece y le establece a su alrededor, principalmente vinculado al mundo de la tejedora.

De usos y significados: El kawellu y la textilería pewenche

Los tejidos destinados al área ecuestre han sido históricamente característicos de la zona, pues tanto para las veranadas como para las invernadas, el caballo cumple un rol fundamental, más allá del uso permanente en el cotidiano, el caballo pasa a ser un pilar esencial en el desarrollo de la vida en el territorio.

En la literatura encontramos que desde el siglo XVIII hasta principios del siglo XIX se caracteriza por la aparición y producción de aperos de montar en el Wall Mapu. En terreno damos cuenta que la producción textil que es característica de la zona sigue vigente, con ciertas modificaciones que responden a dinámicas y cambios propios del territorio. Siendo esencial el interés de las mujeres por recuperar las prácticas ancestrales de su cultura.

Los aperos ecuestres llevan un orden lógico en la composición de la montura del caballo para las comunidades. El tramafuri, -sudaderos o también llamadas debajeras-   es el tejido que va en contacto directo con el lomo, el cual es realizado con la técnica de tejido simple, puesto que suele ensuciarse con el sudor del caballo y estropearse fácilmente. Este tejido netamente funcional, debe realizarse con lana suave para no dañar al caballo con el roce, por lo que el hilado y el tratamiento de la lana previo a tejer es importante.

La técnica nge o también llamada ojito, es un tejido característico en la composición de la montura del caballo, se ponen dos a cuatro tejidos de éstos, uno encima de otro. Este pelero compuesto cumple la función de amortiguar el impacto del caballo-jinete al cabalgar, por lo que entre más grueso sea, mejor amortiguación tendrá. Luego la montura se coloca entre medio de dos cueros denominados karola  y pellón, finalmente se coloca la prevención -denominada así en el territorio- que cumple la función de alforja, para trasladar objetos personales, usualmente realizada con técnica peinecillo o küla tonon.

Quienes participan de las ceremonias como el nguillatun poseen dos prevenciones, una destinada al uso cotidiano y otra para uso ceremonial. Lo que demuestra que además de ser funcionales, cumplen un rol simbólico para las comunidades.

Mujeres que urden conocimientos: La transmisión cultural de la confección textil

La confección de estos textiles deviene de un conocimiento ancestral, y es a través de las técnicas y diseños utilizados para su confección donde precisamente se expresan -y esconden para foráneos- todo el cuerpo y entramado social vinculado a la cotidianeidad y experiencia de la tejedora.

Para las mujeres de las comunidades, el aprendizaje de la tradición textil comienza desde edades tempranas, ya sea acompañando y observando a la madre o a otras mujeres de la familia en el proceso y/o colaborando en el hilado con huso así como en la torsión de la lana, aprendizaje que en ocasiones fue fomentado por establecimientos educacionales en las comunidades.

El aprendizaje es de carácter gradual, siendo las primeras piezas textiles aprendidas las de menor dificultad, como medias, gorros y/o bufandas. Conforme se va desarrollando la habilidad y la técnica, se van dominando otros tejidos, como peleros, sobremonturas y prevenciones. Llegar a dominar la técnica para realizar peleros demuestra un avance significativo en los conocimientos textiles.

En la actualidad los talleres de telar en las escuelas de ambas comunidades son opcionales, y en lo que respecta a lo familiar, ya no es un conocimiento que se transmita incondicionalmente. Pese a este cese, se ha incentivado un renacer identitario de la práctica textil , esto se ve reflejado en los discursos de las tejedoras respecto a la recuperación de las tradiciones y técnicas ancestrales pewenche y su enseñanza a las generaciones más jóvenes. “La mayoría de la juventud que hay ya no le interesa esto, nosotras y las más ancianas de la comunidad, queremos que se recupere” (Tejedora pewenche, 9 de octubre 2019).

Una de las grandes motivaciones es, continuar el legado de las y los antepasados, rol fundamental, que hoy se disponen a cumplir las mujeres en la comunidad al seguir estas tradiciones propias de la identidad pewenche.

Urdimbre de emociones y encuentros

Existe un sentimiento generalizado de que el tejer comprende un espacio de relajación en el día a día, pese a que requiere de bastante concentración y meticulosidad, es un descanso del cotidiano de las actividades que realizan para el sostenimiento del hogar, ya sea, cuidado de la familia y animales, cocinar, limpieza, siembra y cosecha de alimentos o apicultura.  Por lo que tejer pasa a ser una actividad de recreación, de tiempo a solas y conexión personal.

Lo anterior tributa a reafirmar la idea de que la expresión textil va más allá de lo objetual, de la producción material de una cultura, es sin lugar a dudas un entramado de relaciones, pasa de tener importantes significancias en la identidad de un colectivo, a ser esencial en la esfera personal de quienes lo realizan. Materializar un objeto contenedor de múltiples dimensiones en una reducida definición meramente descriptiva, implica perder todo aquello que le sustenta y lo hace trascender generacionalmente.

El museo y las comunidades: un nexo que trasciende

Nuestra principal intención en esta investigación es generar un vínculo entre el museo y la comunidad, más allá del proceso etnográfico, un vínculo que se mantenga en el tiempo.

Puesto que es fundamental acercar las piezas culturales al territorio de donde provienen, que exista un empoderamiento de las comunidades sobre éstas, y un conocimiento desde la cultura de aquello que resguarda el museo propio de sus ancestras y ancestros.

Parte de esta intención de intercambio de saberes y nexo constante, facilitamos un taller de “Los textiles y sus significados” en conjunto con las profesoras de la escuela de Butalelbun, el cual estuvo dirigido a niñas y niños de cuatro y sexto año, en este taller presentamos el registro fotográfico de los tejidos del museo.

Posterior a esto, en el mes de febrero, invitamos a una representante de Aywin Domoche a dirigir un taller de telar mapuche en el museo. Invitación que queremos extender a las demás tejedoras colaboradoras de esta investigación para el mes de junio, en el cual montaremos una exhibición temporal de los aperos ecuestres de la colección.

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